El expresidente Evo Morales retornó el lunes a Bolivia tras un año en el exilio acompañado por cientos de indígenas y militantes de su partido un día después de que su heredero, el economista Luis Arce, tomara las riendas de una nación polarizada.
Acompañado de su aliado político, el presidente argentino Alberto Fernández, Morales cruzó la frontera entre ambos países.
“Te vamos a extrañar”, le dijo Fernández al despedir a Morales antes de cruzar un puente que conecta ambas naciones. “Estoy muy feliz de haberle tendido la mano”, agregó.
Tras haber sido elegido con el 55 por ciento de los votos Arce -del Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido de Morales-, restó importancia a las especulaciones sobre un papel importante en su gobierno para Morales, cuya popularidad se vio mermada en sus últimos años por su negativa a aceptar los límites a su mandato y el creciente autoritarismo en su administración.
Morales retornó a Bolivia un día antes de que se cumpla el aniversario de su renuncia tras casi 14 años de mandato jaqueado por violentas protestas que dejaron más de una treintena de muertos luego de que se anularan por presunto fraude las elecciones del 20 de octubre de 2019 en las que, pese a un referendo que le había negado esa posibilidad, buscaba un cuarto mandato consecutivo.
Poco después de su dimisión, Morales se trasladó a México y desde diciembre permanecía refugiado en Argentina, desde donde dirigió la campaña de MAS.
“Me vi obligado a renunciar”, dijo Morales en Buenos Aires antes de partir. También agradeció al presidente de México, Manuel López Obrador, por ayudarlo a salir del país y dijo que dejó la mitad de su corazón en Argentina.
(AP)