En noviembre del año pasado la revista The Lancet publicó los primeros resultados. La escuela Icahn de Medicina de Mount Sinai de Nueva York había logrado codificar la proteína S del virus SARS-CoV-2, lo que sería un primer paso para la creación de una vacuna para economías emergentes. Ayer, la investigación fue presumida como un logro del gobierno mexicano y bautizada por el presidente Andrés Manuel López Obrador como “vacuna patria”.
Ahora, una vez finalizadas las pruebas preclínicas en varias especies animales, según lo anunciado por María Elena Álvarez-Buylla, directora general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), se estaría buscando iniciar con las primeras pruebas en 90 adultos sanos, a desarrollarse entre abril y mayo, para que –de resultar positivas las tres fases de estudios clínicos restantes– pueda ser avalado el biológico por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) para su uso de emergencia en diciembre de este año, e incluso hasta se planteó su comercialización.
“Estos desarrollos propios son la base para poder recuperar la soberanía en este aspecto tan estratégico que es la producción de vacunales”, declaró la funcionaria.
Sin embargo, la vacuna no fue creada en México, el proyecto fue elaborado en Estados Unidos por Weina Sun, Florian Krammer, Adolfo García-Sastre y Peter Palese. De acuerdo con The Lancet, estaría siendo planificada como una vacuna de bajo costo y fue con la firma especializada en veterinaria, el Laboratorio Avi-Mex S.A. de C.V, con quien se habría signado un acuerdo para las pruebas.
Pero el hecho fue omitido durante la conferencia del presidente López Obrador, donde también participaron el secretario de Salud, Jorge Alcocer, el subsecretario Hugo López-Gatell, así como el director del IPN, Arturo Reyes Sandoval.
“Es muy difícil llegar hasta este punto”, añadió Álvarez-Buylla.
Se habrían invertido 15 millones de pesos de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo y la Secretaría de Relaciones Exteriores, así como 135 millones de pesos del Conacyt, con “un ahorro de hasta 855 por ciento”.
El presidente dijo que el nombre de la vacuna estaría inspirado en el poeta Ramón López Velarde, pues en el llamado periodo neoliberal “se dejó de hablar de la patria”. “Patria, soberanía, eran anacronismos, era sinónimo de atraso, ‘¿para qué hablar de la patria en un mundo globalizado?’”, enfatizó el ejecutivo.
(El Financiero)