D O M I N I O P Ú B L I C O
Por Francisco Maravilla
Como anillo al dedo. La marcha que encabezará el presidente López Obrador el próximo 27 de este mes en la ciudad de México sería la oportunidad del gobernador Miguel Barbosa Huerta para restaurar el puente que comunica al 2024. Casi la echa a perder. En una decisión arrebatada anunció que no acompañaría al ejecutivo del país a la manifestación para festejar un aniversario más de la 4T. Rectificó su torpeza al tiempo de entender que la política es disciplina. “¡Es un honor, estar Obrador!”, aceptó.
“La política es de disciplina, es de entender las reglas generales de su práctica y de su ejercicio y hoy la unidad es la más importante de las reglas a cumplir. ¡A cerrar filas contra la derecha!”, cierto. Lo sabe, pero a lo largo de su carrera política en múltiples ocasiones ha sido omiso. La lealtad que conoce es la de sus intereses para escalar en sus aspiraciones de poder: del PRD al PT, después subordinado de Compromiso por Puebla y luego a Morena. En el inter fue aliado de la derecha representada en Puebla por Rafael Moreno Valle, a cuyo proyecto se sumó para cobijarse bajo su sombra. Poco le duró su empeño. Fue desdeñado por el entonces gobernador y por su primer círculo. Era una pieza más del panista que utilizó y desechó después de la campaña, a la cual el político de Tehuacán no aportó mucho. Quizá por eso desde el poder persigue al morenovallismo, y en otras ocasiones lo incorpora a su gobierno. Así entiende la lealtad.
La unidad tiene varias caras para Barbosa Huerta. La de sus fines políticos es distinta a la que requiere su partido o el presidente Andrés Manuel López Obrador. Desde el inició de su gestión abonó a la división de Morena y sus simpatizantes en beneficio de él. En Puebla, con el enfrentamiento que sostuvo con la exalcaldesa Claudia Rivera Vivanco, a lo largo de toda su gestión al frente del municipio de Puebla, fue el punto de partida para apoderarse del instituto político que lo llevó a la gubernatura. Infructuoso fue su empeño. No logró doblegarla pero sí fracturar a Morena Puebla. Dividido el partido, con su intromisión en la elección de la dirigencia local de Morena, al enfrentar a los morenistas, mostró que la unidad debe estar en torno a él, y sólo a él. Barbosa y sus aliados lograron alrededor del 70 por ciento de las posiciones al interior del partido guinda. Esta circunstancia habría hecho creer a los barbosistas que tendrían ventaja en la elección del candidato rumbo al 2024. Falló su intentó y cambió el escenario en la sucesión del ejecutivo local. Soslayaron al presidente López Obrador y a Mario Delgado en este menester.
La marcha del próximo domingo que encabezará, en la ciudad de México, el presidente López Obrador para festejar el cuarto año de la cuarta transformación, se convertiría en el marco de reivindicación de Barbosa Huerta rumbo a la sucesión de la gubernatura en Puebla. De reconciliarse con el mandatario de la nación y dejar atrás los enfrentamientos, quejas y críticas que ha realizado al gobierno lopezobradorista, estaría en condiciones de convencerlo de que él elija a su sucesor al gobierno poblano, y de que no está impulsando al candidato de la corriente de Ricardo Monreal, de quienes, por ahora, se ha desligado y puesto distancia para presumirle la unidad morenista en la entidad. Este posible escenario no sería la excepción de que su ingeniería política se viniera abajo. No sería la primera vez que sus cálculos fallan y barbosismo es sofocado.