D O M I N I O P Ú B L I C O
Por Francisco Maravilla
Ante las elecciones cada vez más cercanas de este año, la desbandada del PRI estatal no es una decisión orgánica de los tricolores. Al interior está la poderosa mano del principal operador político, y ahora electoral, en la entidad: Sergio Salomón Céspedes (SSC).
Como la principal pieza del ajedrez en el ámbito político en la entidad, con el poder y la influencia que le da el cargo, utiliza y mueve a conveniencia las piezas que tiene a su alcance para intentar poner en jaque a sus ahora contrincantes, antes compañeros de lucha, en el proceso local para que Morena gane la gubernatura y los demás cargos de elección popular que están en disputa este 2024. El juego no sólo le es familiar. En el tablero él arma el escenario y dispone de las piezas. Atrás quedaron sus tiempos de peón y alfil.
Como ancla que lo hunde ante las bases morenistas, para arribar como un soldado más de Morena y la 4T, está su paso por el Partido Social de Integración (PSI), por el zavalismo y por el morenovallismo, el cual lo consintió como a pocos. Fue bajo la potestad de los Moreno Valle que ganó la presidencia del municipio que lo vio nacer: Tepeaca. Fue el abanderado de Movimiento Ciudadano (MC), que en ese momento era satélite morenovallista. En el escenario electoral 2018 el PRI perdió un advenedizo.
Sin escrúpulos y hábil como se ha convertido en la reingeniería política, tras la trágica muerte de los Moreno Valle, y ya sin el manto protector de sus mentores, SSC enfiló sus baterías en dirección a Miguel Barbosa Huerta. Su docilidad y empeño fructificaron en medio de las circunstancias en que se presentaron las elecciones de 2018 y las extraordinarias de 2019. En su empeño de encabezar el gobierno estatal, Barbosa, quien llegó solo a Puebla para enfrentar al morenovallismo y ganar la gubernatura, fue allegándose de personas que se sumaran a sus objetivos y a su gobierno, entre ellos Gabriel Biestro Medinilla, el galista Héctor Sánchez Sánchez, y el recién convertido morenista Sergio Salomón Céspedes, quienes tras su repentina muerte eran sus posibles sucesores. Sin embargo la voluntad del político de Tehuacán, antes de su fallecimiento, fue que su sustituto fuera SSC.
En el caos político que generó la muerte del ejecutivo, trascendió que el presidente Andrés Manuel López Obrador habría ofrecido el cargo a la señora María del Rosario Orozco Caballero para concluir el sexenio, por el mérito de haber ganado la plaza de Puebla junto a su esposo. Lo rechazaría. Acataría la voluntad de Barbosa Huerta, que su sustituto fuera SSC. Esta coyuntura sirvió para que fuera el puente que acercara al entonces director general del Gobierno, Julio Huerta Gómez; Olivia Salomón, secretaria de Economía y José Antonio Martínez, titular de la Secretaría de Salud, con Claudia Sheinbaum Pardo. El propósito, buscar su cobijo para que alguno de ellos pudiera competir en el 2024 por la gubernatura. Pese al esfuerzo, en su contra estaba que no eran militantes morenistas ni obradoristas. Sucumbieron a otros grupos políticos con mayor peso, vinculos, compromisos e influencias. Caso contrario fue el de Claudia Rivera Vivanco, quien ganó la capital poblana en 2018 y tuvo una desastrosa gestión municipal.
En su etapa de gobernador sustituto, SSC ha demostrado su habilidad política y que la pureza partidista no es un punto que considere. Su trayectoria lo demuestra. Las designaciones en su gabinete han causado inconformidad y enojo en las bases morenistas locales. Así lo demuestran los nombramientos de Omar Álvarez Arronte al frente de la Secretaría de Movilidad y Transporte, y la María Isabel Merlo Talavera como titular de la SEP.
La percepción de SSC no coincide con la de los morenistas. Su punto de vista es que ellos están bien para las manifestaciones, el activismo y las protestas. Para los cargos administrativos se necesita gente capaz. En esta lógica, ante el poco tiempo que le queda de gobierno, necesita quedar bien con la 4T. Los resultados de su administración podrían ser la carta de presentación en las elecciones de junio próximo.
Todo parece indicar que la coincidencia entre Sergio Salomón, morenistas y Alejandro Armenta es arrasar en las elecciones. Entregar 2 millones de votos para Morena. A pesar de la resistencia entre los del partido guinda, para tal propósito está considerado Jorge Charbel Estefan Chidiac, a quien ya le han abierto las puertas. Su incorporación no es una novedad. Miguel Barbosa Huerta, desde su gestión, ya venía trabajando con el priista. De cerca venían trabajando 50 presidentes municipales del PRI con el gobierno que encabezaba. El logro lo tenía de buen ánimo.
Además, los buenos oficios de Estefan Chidiac habrían abonado al plebiscito del refrendo del presidente Andrés Manuel López Obrador. Puebla aportó un millón de votos. Y no menos importante el numeroso contingente de poblanos en las marchas de apoyo a AMLO en la Ciudad de México y en Puebla cuando Barbosa era gobernador.
La incorporación de Estefan Chidiac al proyecto de la 4T no ha sido por recomendación u ocurrencia. SSC lo conoce desde hace mucho tiempo. Sabe de su trayectoria y de sus alcances como operador político y electoral. Además, según morenistas allegados al primer círculo de Claudia Sheinbaum, debido a su habilidad, conocimiento y experiencia en asuntos de finanzas, estarían dispuestos a dejar atrás el caso Monex, en el interés de que Jorge Charbel Estefan ocupe la presidencia de la comisión de Hacienda en la próxima legislatura en San Lázaro, la cual ya ha presidido.
La incorporación de Estefan Chidiac causara escozor en los morenistas puros; pero si aspiran al carro completo en las elecciones de junio próximo, o asegurar la gubernatura y la presidencia de la república, entonces se hace imprescindible la malicia, la alquimia electoral y el oficio político dentro de sus filas, pero ante la carencia de estas habilidades será este el papel del priista que ha sabido escalar hasta la cúpula del partido guinda.