Los mexicanos no son tan felices como en 2019. Con la llegada de la Covid-19, el país cayó 23 posiciones en el ranking global de felicidad en el World Happiness Report.
El estudio mundial patrocinado por las Naciones Unidas busca cuantificar la satisfacción individual, basándose en encuestas sobre el bienestar en 149 países que tienen en cuenta el Producto Interno Bruto (PIB) y la percepción de los niveles de solidaridad, libertad individual y corrupción en cada país.
En la lista de este año, México pasó de la posición 23 a la 46, entre Mongolia (45) y Argentina (47). Junto a Filipinas, República Dominicana y El Salvador en una de las naciones que más cayeron en su percepción de felicidad.
Según la media obtenida para el 2020 los mexicanos califican con 5.964 (en una escala del 1 al 10) su nivel de felicidad mientras que antes de la pandemia la nota era de 6.465 puntos.
Nueve de los diez países con el nivel de felicidad más alto están en Europa: la nota más alta la conservó Finlandia, el país más feliz del mundo, con 7.889, seguido por Islandia con 7.575, y Dinamarca con 7.515 de calificación.
Costa Rica es el país de la región de América Latina con mayor nivel de bienestar en su población, en la posición 16 de 149, seguido de Guatemala, Uruguay, Brasil, México, Panamá y Chile.
Más abajo de la lista aparecen: Argentina, Honduras, Perú, Ecuador, Bolivia, Paraguay (71), República Dominicana (73) y Venezuela (10).
Entre las grandes potencias, India es la que se encuentra en los puestos más bajos, en el 139 lugar.
En África, el país mejor clasificado es Congo Brazzaville, en el puesto 83. De Asia, el primero en aparecer es Taiwán (24).
La pandemia ha alterado la forma en que las personas viven y cómo piensan sobre la vida. Comparando esta lista con otras anteriores a la pandemia, los autores del estudio comprueban que ha habido “una frecuencia de emociones negativas significativamente superior” en un tercio de países.
De acuerdo con el informe, se ha detectado un incremento generado de los problemas de salud física y mental, una crisis laboral inédita y una ola de incertidumbre económica.
A pesar de eso, el estudio señala que aunque las emociones cambiaron con la pandemia, la satisfacción a largo plazo con la vida fue menos afectada. “Han mostrado mucha resiliencia en este último año”.
La gente ve a la pandemia como una amenaza común y exterior que daña a todo el mundo, pero que también ha generado un mayor sentimiento de solidaridad y empatía”.
(Animal Político)