Ciudad de México.- Seis años después Andrés Manuel López Obrador, ahora como presidente, volvió a las calles para encabezar la marcha por los cuatro años de su gobierno. Recorrió más de 5 kilómetros en cerca de seis horas.
Se esperaba un trayecto de tres horas. Su paso se dio entre la preocupación por el cansancio y el sol que lo alcanzó pese a que citó a las 9 de la mañana para evitarlo. Entró al Zócalo minutos antes de las 3 de la tarde, con el sol a plomo.
Para iniciar una multitud lo esperaba sobre Paseo de la Reforma a la altura del Ángel de la Independencia, entre ellos diputados federales, senadores, gobernadores y secretarios de Estado.
La última marcha de López Obrador aún en la oposición fue en 2016 con la marcha del Silencio que también partió del Ángel de la Independencia a la Glorieta de Colón en defensa de los maestros, en contra de la reforma educativa.
En aquel momento el tabasqueño avanzó acompañado por la entonces presidenta del Consejo Nacional de Morena, Bertha Elena Luján Uranga, -madre de la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde- así como de quien fue secretaria general de Morena, Yeidckol Polevnsky y el dirigente de Morena en la Ciudad de México, Martí Batres, en aquel momento.
Esta vez también marchó en silencio, levantó los brazos para saludar a quienes buscaban tocarlo, el tumulto dificultó el paso que abrían jóvenes del ejército vestidos de civil, ayudantía y otros militantes de Morena que formaban vallas humanas 20 metros de distancia del presidente. Todos escurrían sudor por el esfuerzo de apartar a las personas.
Quienes lo esperaron en primera fila fueron sus aspirantes a la presidencia para 2024: Adán Augusto López Hernández, secretario de Gobernación; Marcelo Ebrard, canciller y Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
La ausente en la marcha a un lado del presidente fue su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, quien compartió algunos videos de cómo se veía la plancha del Zócalo poco antes de la llegada del mandatario federal. Quien estuvo al inicio fue su hijo, Andrés Manuel quien también hizo labores de despeje de área.
De las tres “corcholatas” la última en llegar fue la mandataria capitalina, quien aprovechó la valla para el paso del presidente que comenzó por la calle Estocolmo y se dijo lista para encabezar el festejo de este domingo.
“Es el pueblo, es la felicidad, son los mexicanos que salimos a este festejo por la transformación. Ya estáis listos y estamos formados”, afirmó la secretaria de Energía, Rocío Nahle, entre las primeras en llegar al contingente en el que irían los titulares de las dependencias federales.
“Ya estamos esperando al presidente muy contentos después de 10 años de la última marcha que estuvimos aquí y ahora estamos festejando cuatro años de logros es muy satisfactorio”, aseguró el secretario de Turismo, Miguel Torruco.
Sobre las críticas de acarreos, el funcionario afirmó: “ya estamos acostumbrados a las críticas desde 2006, pero los hechos son los que hablan. Pueden ustedes preguntar a la gente y vienen porque quieren al presidente, hay que recordar que es el segundo más popular a nivel mundial y eso no se ha ganado nada más por promociones o por acciones superfluas sino por las formas y por el contacto con la población”.
Al paso del mandatario le precedió una águila real durante todo el trayecto, que terminó con un desorden con remolinos de personas.
El tramo más tardado fue de las glorietas del Ángel hasta la de Cuitláhuac, antes, en el senado de la república, cerca del mediodía, dispusieron del Jetta y otro auto para ofrecerle al presidente subir y llegar hasta el Zócalo, pero el mismo tumulto impidió que se dirigiera al auto.
Elementos del ejército que abrieron paso a los carros afirmaron: “Les comentamos que estaban listos los vehículos, pero el presidente no quiso, va a seguir caminando”.
Marcelo Ebrard fue el primero que se separó del contingente del presidente, entre la gente afirmaba que tenía que llegar antes al Zócalo y después de la intersección con Insurgentes se le vio más acelerado. Pocos minutos antes mientras saludaba a los asistentes le escupieron en la cara.
El senador de Morena Ricardo Monreal también estuvo en las consignas de los simpatizantes del presidente, quienes lo consumaron como un “traidor”.
López Obrador logró llegar a la avenida Juárez con un paso acelerado de la valla humana. Antes del Hemiciclo a Juárez, se dio el tiempo de firmar sus libros a quienes se los pasaba, tomarse fotos y dar besos. En respuesta le lanzaron pétalos de rosas y gritos de apoyo.
“AMLO, nuestro presidente, el mejor”, “honesto, valiente, así es mi presidente”, “Andrés, Andrés, que repita otra vez”, “no vine por mi torta, vine por mis huevos”, “no estás solo”, se escuchaba a su paso.
En ese punto el presidente logró voltear hacia quienes venían detrás de él e hizo señas para pedir que se hicieran un poco más para atrás.
El presidente cumplió que entraría por la calle Francisco I. Madero en medio del embudo de personas que unas calles más adelante tiró a cinco adultos mayores que entre la euforia de quienes lo esperaron por horas, no lograban levantarse, se acercaba el presidente pero se evitó que fueran pisados.
“Estas sí son marchas, no como las marchas culeras del INE”, gritó un señor a un lado del grupo de personas que empujaban para levantar a los adultos que cayeron.
El presidente logró entrar a la plancha del Zócalo entre aplausos y gritos de “presidente, presidente” y quienes le pedían la reelección.
Al llegar al templete el mandatario federal aclaró esa petición: “No, no a la reelección. Nosotros somos maderistas. Sufragio efectivo, democracia efectiva, no reelección”.
Aunque su primer mensaje fue sobre lo que vio al paso de su marcha: “Una, que me llamó mucho la atención y que me hizo muy feliz, es que la mayoría de los que participaron en la marcha son jóvenes. Hay relevo generacional”.
Comenzó su mensaje por los cuatro años de gobierno, mientras los miles de asistentes así como llegan comenzaban a salir por las calles contiguas, algunos se quejaron de que no escuchaban el discurso o no podían avanzar más y preferían retirarse, pese a que en el zócalo se observaron algunos espacios aún.
El mandatario no olvidó mencionar al secretario de Seguridad Pública del gobierno de Felipe Calderón, Genaro García Luna, al asegurar que en su administración no hay funcionarios como el que ahora enfrenta un juicio en Estados Unidos y lo recordó para afirmar también que sus adversarios son “muy hipócritas y muy falsaríamos”.
“Que se escuche bien y que se escuche lejos, la auténtica política es profundamente humana en su fundamento, en su esencia y sobre todo cuando se práctica en bien de los demás, en especial de los pobres”, dijo en su discurso en el templete.
“Sigamos haciendo historia, continuemos impulsando el cambio de mentalidad, la revolución de las consciencias, hagamos realidad y gloria el humanismo mexicano”, pidió el presidente al finalizar su discurso con tres “Viva México”.
(Proceso)