D O M I N I O P Ú B L I C O
Por Francisco Maravilla
El destape de Ignacio Mier Velazco no sólo hizo visibles sus aspiraciones a la gubernatura de Puebla, sino también la debilidad política y electoral, frustración y enojo del gobernador Miguel Barbosa Huerta al perder por segunda ocasión consecutiva una contienda electoral antes de empezar. La primera con el morenovallismo en el 2018, cuando fue derrotado en las urnas por Martha Érika Alonso desde antes de arrancar el proceso electoral, y ahora frente al líder de la bancada de Morena en la cámara de diputados, quien se impuso a la salida en falso, rumbo al 2024, del mandatario local y del senador Alejandro Armenta Mier, la carta fuerte del oriundo de Zinacatepec para sucederlo en el gobierno poblano.
En las elecciones extraordinarias de 2019, tras la muerte de la gobernadora Martha Érika Alonso, Barbosa Huerta obtuvo el triunfo en las urnas no por su oficio político, operación electoral o su campaña. No tuvo contrincante. Además de cobijarse bajo la avasallante imagen del candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, que hizo ganar a los candidatos de Juntos Haremos Historia en el país, y en Puebla en particular a Claudia Rivera Vivanco y al político de Tehuacán, Enrique Cárdenas, por el PAN, y Alberto Jiménez Merino, por el PRI, poco pudieron hacer para pelear la gubernatura. Eran débiles candidatos emergentes quienes tuvieron la desventaja de tener poco tiempo para planear sus estrategias electorales, organizar sus estructuras, sus campañas y recorrer la entidad para presentar sus propuestas. Un escenario más fácil para Barbosa, imposible.
En el 2018 Barbosa Huerta, ya candidato de Juntos Haremos Historia, ponderaba la encomienda que le había dado López Obrador: sacar de Casa Puebla al morenovallismo, al cual quiso pertenecer sin éxito desde 2010, logrando apenas ser un colaborador al que lo mantenían a distancia. En sus mítines de campaña el candidato morenista repetía una y otra vez: “yo soy el único que puede hacerlo”. Perdió. Ni con todo el apoyo de Morena y sus aliados pudo someter a Rafael Moreno Valle, estratega de la campaña de su esposa que se convirtió en la primera gobernadora de Puebla. El triunfo de Barbosa en las elecciones extraordinarias de 2019 no tiene mérito. No ganó al morenovallismo, derrotó al PAN que se quedó acéfalo.
El sábado pasado inició la cuenta regresiva para el gobernador Miguel Barbosa Huerta y el senador Alejandro Armenta Mier. El combate dio un giro. Manager y púgil no llegarán al último round. Ahora Ignacio Mier los tiene contra las cuerdas. Todo indica que perderán la candidatura y por consecuencia la gubernatura del estado. De aquí al proceso electoral 2024 todo lo que digan y hagan, mientras abonen a la fractura de Morena, a la descalificación del proceso interno de selección del candidato y persistan en los ataques al o posibles abanderados de su partido corren el riesgo, además, de estar fuera de la 4T y ser castigados en la próxima administración de gobierno.
Rumbo al 2024 Barbosa y Armenta arrancaron perdiendo. Sus ataques contra Ignacio Mier fueron un lastre para ellos. No lo dañaron. Lo fortalecieron en el primer círculo del poder de la nación y en la élite de su partido, que es desde donde se toman las decisiones de gran calado. Quisieron subir al ring al líder de la bancada de Morena en San Lázaro para desgastarlo y restarle puntos frente al ejecutivo nacional y colarse, casi lo logran. Mientras Mier Velazco mostró su habilidad de político profesional para evadir los ataques y construir puentes para avanzar en sus aspiraciones de encabezar el gobierno del estado en la próxima administración, Barbosa insiste en atacar al diputado federal y a quienes apoyan sus intenciones políticas. Por su lado el senador Alejandro Armenta recorre los municipios con cualquier pretexto para posicionarse a través de reuniones a las que muy pocos acuden y en eventos de bajo impacto que pasan desapercibidos.
El 2018 no se repetirá en el 2024 en Puebla. Barbosa tuvo su oportunidad y la dejó correr. Ahora el escenario político y electoral está girando y creciendo a favor de Ignacio Mier, amparado por una fuerza política superior a la local de cara a las próximas elecciones al gobierno del estado. Esto se traducirá en dos derrotas anticipadas al hilo de la dupla Barbosa-Armenta. En el caso del mandatario local frente a Martha Érika Alonso e Ignacio Mier. Armenta no se queda atrás. Aunque no fue por la gubernatura, perdió en la interna de su partido ante Barbosa. Y la segunda frente a Ignacio Mier.
Ante este escenario es predecible lo que harán mientras se acerca junio de 2024. Barbosa Huerta descalificará y arremeterá contra quienes apoyen al diputado morenista hasta que sea sometido al orden, la unidad y la disciplina. La primera muestra: el calificativo de operadores políticos inservibles e inútiles que aplicó a Rodrigo Abdala y Francisco Ramos. El rompimiento con Gerardo Fernández Noroña. La disputa con el líder morenista Mario Delgado y el escarnio que hizo del cuarto informe legislativo de Mier Velasco. Alejandro Armenta se someterá a la línea de Morenas, se irá deslindando del gobernador poblano y seguirá simulando ser una pieza importante en Morena para intentar engancharse en la próxima administración del gobierno federal. Ambos calcularon mal la posición y el tamaño de su oponente y sucumbieron a la experiencia del presidente López Obrador para designar candidaturas.