Tres décadas después del fin de la URSS, los soldados rusos volvieron a asomar por Kiev. Esta vez no como camaradas, sino como potencia invasora. A la hora de comer volvió el chillido de las sirenas a Maidan, la plaza de la independencia. Las autoridades de la ciudad alertaban a los residentes del distrito noroccidental de Obolon que se mantuvieran alejados de las calles debido a que se acercaban “hostilidades activas”. Con bastantes dificultades, los rusos se abrían paso con la mirada puesta en el centro de la ciudad.
La “operación militar” que lanzó Vladimir Putin en Ucrania con la coartada de proteger a la “minoría rusa” y frenar la amenaza de la OTAN ha desembocado en una invasión en toda regla que persigue un cambio de régimen por la vía que sea. Incluso instigando un golpe militar. En otro discurso cargado de agravios, Putin pidió a las fuerzas armadas ucranianas que tomen el poder en su país un día después de que Moscú lanzara una invasión contra Ucrania. “Una vez más hago un llamamiento al personal militar de las fuerzas armadas ucranianas: no permitan que los neonazis y los nacionalistas radicales ucranianos usen a sus hijos, esposas y ancianos como escudos humanos”, dijo Putin en una reunión televisada del Consejo de Seguridad de Rusia, donde repasó con su junta los detalles del mayor ataque a un estado europeo desde la Segunda Guerra Mundial.
Según el último balance, ofrecido el viernes de madrugada, la ofensiva ha causado ya 137 muertos, la inmensa mayoría civiles, y más de 300 heridos.
Putin asegura que no planea una ocupación militar, sólo desarmar a Ucrania y destituir a sus líderes. El jefe de inteligencia de defensa de Reino Unido confirmó que las fuerzas rusas continuaban avanzando hacia Kiev mientras buscaban derrocar al gobierno de Ucrania. Pero no está claro cómo podría instalarse un líder prorruso en un país tan hostil al Kremlin a menos que Moscú despliegue tropas por todo el país, una misión de una complejidad y unos costes enormes. “La idea de Rusia es crear caos y formar una administración temporal”, explicó el asesor presidencial Mijailo Podolyak.
Esperando lo Peor
Encerrados en casa o acurrucados en alguno de los cientos de refugios antiaéreos de la ciudad, los kievitas aguardaron durante todo el día el golpe definitivo, la guerra en sus calles, el final de la partida que empezó con las protestas de 2014. “Disparos y explosiones están resonando en algunos barrios. Los saboteadores ya han entrado en Kiev”, dijo el alcalde de la ciudad, el ex campeón mundial de boxeo de peso pesado Vitali Klitschko. “El enemigo quiere poner de rodillas a la capital y destruirnos”. La gente no sabe bien dónde escapar: la frontera oeste está lejos y el ataque ruso tiene mayor alcance del esperado. Hay ya unos 100 mil desplazados, según cálculos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados. Si la guerra sigue, podrían ser millones.
Con su país cercado por múltiples ataques rusos y sin apoyo efectivo de las potencias occidentales, el presidente Zelenski está viviendo unas horas agónicas. Se ha despedido de varias videoconferencias con líderes de otros países diciendo “es posible que ésta sea la última vez que me veis vivo”. Está seguro de que es el “objetivo número uno” de Rusia. Y también de que “la invasión rusa de Ucrania no es sólo una invasión, es el comienzo de una guerra contra Europa”, afirmó el líder ucraniano. El ejército de Ucrania cree que las fuerzas rusas tienen como objetivo bloquear la capital mientras crean un corredor terrestre en la costa sur hacia la península anexionada de Crimea y la región de Transnistria en Moldavia.
Durante el día hubo fuertes combates, con muertos en la entrada a las ciudades orientales de Chernihov y Melitopol. Un alto funcionario ucraniano consideraba a primera hora de la mañana del viernes que las fuerzas rusas lograrían marchar desde las afueras de la capital hacia el centro durante la jornada. Al caer la noche, el centro de Kiev seguía desierto y a la espera. Las tropas ucranianas seguían defendiendo posiciones en cuatro frentes a pesar de ser superadas en número.
El ejército se dirigió a los vecinos de la capital para que detuviesen el avance aunque fuese interponiendo sus coches delante de los blindados: “¡Haced cócteles molotov, neutralizad al ocupante! Residentes pacíficos: ¡cuidado! ¡No salgáis de casa!”, dijo el Estado Mayor llamando a la cautela y a la resistencia a la vez. El ayuntamiento de Kiev emitió una advertencia sobre las marcas pintadas en los tejados, pidiendo a los ciudadanos que revisaran y ocultaran cualquier inscripción en los edificios. Se cree que se han pintado algunos carteles para guiar a los bombarderos rusos.
Amenazas Múltiples
Mientras los ucranianos buscan una salida a la peor crisis de su historia, Putin hizo un llamamiento a la traición: “Tomen el poder con sus propias manos, será más fácil para nosotros llegar a un acuerdo”, dijo el líder ruso dirigiéndose a los soldados ucranianos. Putin agregó que los militares rusos en Ucrania estaban actuando “con valentía, profesionalidad y heroísmo”, pero Kiev denunció los ataques contra civiles.
Con total coordinación, el gobierno ruso amenazó también a Finlandia y Suecia. “Todos los Estados participantes de la OSCE a título nacional, incluidos Finlandia y Suecia, reafirmaron en su día el principio de que la seguridad de algunos Estados no debe construirse a expensas de la seguridad de otros países. Es evidente que la adhesión de Finlandia y Suecia a la OTAN, que es principalmente un bloque militar, tendría graves consecuencias militares y políticas que requerirían que nuestro país tome medidas recíprocas”, dijo la portavoz de Exteriores rusa, Maria Zajarova, en rueda de prensa.
Zelenski se ha mostrado dispuesto a mantener conversaciones con Rusia, incluida la adopción de un estatus neutral con respecto a la OTAN, dijo un asesor de la oficina presidencial de Ucrania, Mijailo Podoliak. El líder ucraniano incluso propuso a Putin sentarse a la mesa de negociaciones para evitar la muerte de más personas.
El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguei Lavrov, declaró que Moscú estaría dispuesto a mantener conversaciones con Kiev, pero solo una vez que el ejército de Ucrania haya depuesto las armas. También dijo que Moscú no quiere que los “neonazis” gobiernen Ucrania. Rusia está invadiendo Ucrania porque quiere que el pueblo ucraniano sea independiente y tenga la posibilidad de definir libremente su destino, afirmó Lavrov.
La noche fue de explosiones en Kiev, con sus civiles guarecidos en los refugios antiáereos para escapar de la ofensiva rusa. “Espantosos ataques con cohetes rusos”, dejó escrito el ministro de Asuntos Exteriores ucraniano, Dimitro Kuleba, en Twitter. “La última vez que nuestra capital experimentó algo así fue en 1941 cuando fue atacada por la Alemania nazi”.
Ucrania dijo que estaba registrando niveles de radiación más altos “pero no críticos” en la zona de la planta de energía nuclear de Chernóbil, tomada por las fuerzas rusas. También acusó a los rusos de disparar contra ambulancias en las regiones de Zaporizhzhya y Chernihiv y contra un hospital psiquiátrico en Chernihov. La multiplicidad de frentes relanza el potencial de daños colaterales. Dos barcos de mercancías fueron alcanzados por misiles rusos cerca de Odesa.
(El Mundo)