El presidente de la Junta de Coordinación Política en el Senado de la República y quien buscará la candidatura presidencial por Morena, Ricardo Monreal Ávila, afirmó que es importante insistir en la democratización de este instituto político, por lo que dijo que las prácticas de partidos “en extinción” no deben trasladarse.
Durante la presentación de su libro “Las Grandes Reformas para el Cambio de Régimen” desde Tamaulipas, el senador dijo que al interior de Morena “tenemos que luchar por que en Morena los procesos sean democráticos, no queremos que se trasladen a Morena las viejas prácticas de los partidos que ahora agonizan”.
En ese sentido, llamó a actuar con congruencia y que las decisiones se tomen bajo el principio de democracia y que la gente sea tomada en cuenta.
Posteriormente, en conferencia de prensa habló del proceso de selección interna donde se elegirán a los delegados que acudirán al Congreso Nacional de Morena y a los dirigentes de los estados, cuya etapa concluirá el 31 de julio.
Al respecto, advirtió que si hasta antes de esa fecha no se logra un acuerdo, “quienes van a ganar la elección el 31 son los que tengan más dinero y más capacidad de movilización, y eso no es Morena. Hay que tener cuidado”, dijo.
Al ser cuestionado sobre si su futuro, como aspirante para abanderar al partido en la contienda presidencial, dependería del dirigente nacional Mario Delgado, su respuesta fue: “No, no, ni lo mande Dios. No”.
En medio de sus recientes declaraciones, donde externó que no aceptará el método de encuesta para elegir a los abanderados, el senador afirmó que respeta a Delgado Carrillo, sin embargo, insistió en que se deberá “cuidar” el proceso.
Monreal Ávila sostuvo que el quiere ser “el candidato de la gente, no de la nomenclatura”, por lo que aseguró que en caso de no ser seleccionado no buscará un lugar en otros partidos.
“Todos son amigos míos, todos los partidos, todos los dirigentes nacionales, incluyendo Dante Delgado, son mis amigos personales; pero ni él me ha ofrecido nada, ni yo estoy tocando las puertas de ningún partido.
(La Razón)