Ciudad de México.- Alejandra Orozco tenía siete años cuando Ana Guevara se convirtió en subcampeona olímpica en Atenas 2004. En 2008, cuando la velocista se retiró de las pistas cansada de denunciar los abusos del entonces presidente de la Federación Mexicana de Atletismo, Mariano Lara Tijerina, Orozco estaba por cumplir 11 y era una clavadista en ciernes que en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 fue la mexicana de menor edad en ceñirse una medalla con apenas 15 años.
La deportista jalisciense creció escuchando sobre la gloria de la medallista olímpica sonorense, por eso cuando la nombraron directora de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) se puso muy contenta, tanto que junto con otros 16 deportistas, seis de ellos de las disciplinas acuáticas y el equipo de natación artística, participó en un video donde todos le dieron la bienvenida.
A casi cinco años de distancia, la clavadista Alejandra Orozco, doble medallista olímpica, es una de las damnificadas del conflicto entre la Federación Internacional de Natación (World Aquatics, WA), la Federación Mexicana de Natación (FMN) y su expresidente Kiril Todorov, y de la propia Ana Guevara, quien, arbitrariamente, a partir de enero último les quitó sus becas y el dinero para que participen en competencias a todos los deportistas de las disciplinas acuáticas en su insistencia de reconocerlo como autoridad pese a que fue desconocido por la WA.
“Muchos de nosotros sentimos una ilusión con su llegada, crecimos viendo y conocemos la historia de los medallistas olímpicos de clavados o los medallistas mundiales en todos los deportes; Ana es un referente, un símbolo y eso nos dio una ilusión.
“Las dos empezamos desde muy niñas –se refiere a su compañera en la prueba de plataforma sincronizados, Gabriela Agúndez– en esto del deporte, y quizá no entendíamos cómo eran estos procesos. Crecimos no dándole tanta prioridad a los dirigentes, pero poco a poco sobre la marcha vas dimensionando, entendiendo y dándote cuenta de las cosas”, dice en entrevista con Proceso.
–¿Cómo se siente que sea una exdeportista, hoy dirigente, quien las ponga en esta situación? ––se le pregunta a Agúndez.
–Saber que alguien que fue deportista va a estar dirigiendo el deporte en México te hace sentir confiado, sabiendo que todo está en las mejores manos, ¿no?, responde con la decepción en la voz y en el rostro.
(Proceso/fragmento del reportaje publicado en su número impreso 2429)