El aparato de espionaje del PRI, la Dirección Federal de Seguridad (DFS), siguió durante 17 años los pasos de Carlos Monsiváis. Agentes policiacos y militares asistieron a reuniones, mítines, presentaciones de libro, conferencias y a todos los lugares donde acudió el intelectual, periodista y escritor.
Las 18 fichas a las que Proceso tuvo acceso en el Archivo General de la Nación (AGN) forman parte de tres apartados distintos y aproximadamente unas 400 hojas de documentos con información del excolaborador de esta casa editorial. En los registros se da cuenta de la persecución que fue ordenada por los presidentes Gustavo Díaz Ordaz, Luis Echeverría y José López Portillo, de 1969 a 1981, contra quien fue considerado una amenaza para el sistema.
En resguardo del Archivo General de la Nación (AGN) existen los siguientes expedientes sobre Carlos Monsiváis: caja 332/31-21-1975/5 legajos; caja 3 y 4/15-10-1979 12 legajos; y el contenido en la caja 1 y 160/30-09-1977 6 legajo, así como 18 fichas de lugares específicos donde policías perseguían al intelectual.
Por ser integrante de la comunidad de la diversidad sexual, por causas religiosas, sus constantes críticas al gobierno y también por su actividad como periodista, Carlos Monsiváis fue foco de vigilancia.
Por ejemplo, el 16 de noviembre de 1976 la DFS escribió en sus fichas de informes sobre Carlos Monsiváis y su visita a la Universidad Autónoma de Sinaloa, a la que asistió para recibir el doctorado Honoris Causa, invitado por el entonces rector, Eduardo Franco Castillas. En ese informe se da cuenta que el intelectual colaboró con su firma en un pronunciamiento contra la junta militar que en ese entonces gobernaba El Salvador.
En otra ficha, con fecha del 5 de noviembre de 1981, se registró la asistencia del periodista a la Asamblea Nacional de Unificación de los Partidos de Izquierda en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México. En esta ocasión tomaron pocas notas. Sin embargo, la preocupación singular eran las relaciones de Monsiváis con las luchas civiles.
“Asistió como comentarista de la mesa redonda que se llevó acabo en el auditorio Maestro Jesús Silva Herzog, del Colegio Nacional de Economistas, A.C. con el tema: su legado para el debate actual del programa Bracero”, cita la ficha reportada por el aparato de espionaje.
El programa en cuestión se trató de un acuerdo migratorio entre México y Estados Unidos, ocurrido entre 1943 y 1964, en el que, debido a la Segunda Guerra Mundial, el gobierno estadunidense reclutó a cuatro millones de mexicanos para ocuparse de las parcelas abandonadas por los reclutas de la guerra, de la construcción de vías férreas y la producción de alimentos.
En otra ficha, la del 12 de marzo de 1982, se cuenta cómo lo siguieron hasta una reunión organizada por la revista Punto Crítico para conmemorar el aniversario y donde el tema rector fue la necesidad de redoblar esfuerzos contra los grandes capitales nacionales y extranjeros.
Dicha publicación era una de las herencias adquiridas de la lucha estudiantil de 1969. Sus ejes principales de trabajo consistían en visibilizar la pugna gremial y obrera, así como las causas sociales por las que el movimiento estudiantil de la época tomó las calles de la Ciudad de México para posteriormente ser difundida por todo el país.
El 28 de febrero de 1980 los militares reportaron a la DFS su asistencia la reunión de Universidades México/Estados Unidos en Baja California. Ahí el tema de interés fue la participación del experiodista de Proceso en un panel sobre estudios fronterizos.
“Durante la conferencia denominada: prensa política y partidista. Actualmente organizada por la seccional 7 del Partido Comunista Mexicano, esta persona como ponente hizo historia sobre la prensa prerevolucionaria mencionando a Ricardo Flores Magón y su periódico Regeneración al que calificó como partidista sin ninguna influencia en las masas.
“Señaló que Roger Bartra dice que el periódico debe ser un órgano ideológico para cohesionar un pensamiento revolucionario y se expresó de otros periódicos que han pasado a la historia. Sobre el periódico Oposición, comentó que no es un medio de propaganda, ya que nadie confía en él, además de ser anacrónico y debe abandonar su lenguaje intelectualoide [sic].
“Expresó que la prensa partidista principalmente la de izquierda, va a la zaga de la prensa democrática. Mencionó el periódico El Semanario fundado por Manuel Marcue Pardiñas y que desde su principio marcó su fin al publicar la caricatura del exsecretario de gobernación el Licenciado Gustavo Díaz Ordaz con un pie de foto que decía: No será presidente. Por lo que la prensa partidista no está organizada”.
Testimonio
La persecución gubernamental contra el periodista por su posición política fue tan intensa que su familia sabía que Carlos Monsiváis estaba siendo espiado. “Era totalmente anárquico. Su visión de las cosas tenía que ver, principalmente, con su posición marxista, su homosexualidad y su religión”, dice su sobrina Beatriz Sánchez Monsiváis.
Para ella era sabido que la Dirección Federal de Seguridad mantuvo un sistema de espionaje contra el escritor durante años, motivo por el cual –dice– tuvo que viajar mucho y refugiarse en algunos estados.
“Carlos se sabía espiado. En 1968 eso era de temer porque sabías que podía ocurrir lo más terrible. Sin embargo, él nunca se reprimía”, explica su sobrina mientras observa el anaquel donde guarda los perfumes que Carlos le compraba cada que salía de viaje.
Beatriz Sánchez Monsiváis recuerda que era un asunto que daba temor el ser espiado por el gobierno en tiempos de Díaz Ordaz, “pero nosotros nos reíamos ingenuamente, creo”.
Agrega que precisamente tras la Masacre de Tlatelolco su tío se fue a refugiar a Acapulco, debido a varios sucesos en los cuales se dieron cuenta que los teléfonos estaban intervenidos.
Otra de las fichas de la DFS, fechada el 21 de mayo de 1980, registra una entrevista que Monsiváis realizó a José Ramón Enríquez, colaborador de la revista “El Machete”, un poeta, dramaturgo, director de escena, actor, pedagogo y crítico de teatro, quien además fue segunda generación del exilio republicano español, con quién habló sobre las necesidades que tiene la audiencia de discutir sobre el feminismo y la homosexualidad. Al igual que con el resto de documentos, los archivos fueron resguardados sin que al periodista se le notificara como corresponde.
(Proceso)